Micaela Bastiadas y Tupac Amarú

1780-1781

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Juntos iniciaron la Revolución Andina en el Virreinato del Perú.

Ambos eran de origen indígena, pertenecientes a pueblos explotados, sometidos y usados como trabajadores de minas bajo el maltrato y la opresión.

Cansados de esta situación un día se rebelaron y juntaron armas, a pesar de que era algo que estaba prohibido para indígenas, y se agruparon para luchar.

Las mujeres llevaban a los combates mantas multicolores tejidas por ellas. Dichas mantas se convirtieron en un tótem, en un símbolo de libertad.

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fue la encargada del aprovisionamiento de las tropas, lo que incluía conseguir y distribuir dinero, alimentos, vestimentas y armas.

Estuvo a cargo de la retaguardia , demostrando diligencia y capacidad , implementando medidas de seguridad y contra el espionaje.

Una verdadera legión de luchadoras trabajaron junto a Micaela en el levantamiento, realizaron estrategias y dieron apoyo a las tropas.

Para ellas se trataba no solo de a su pueblo de la explotación , sino también de restablecer el rol de la indígena con participación en la vida social y política, tradición que el sistema colonial intentó abolir convirtiéndolas en víctimas de todo tipo de abusos.

Estas participaban también en la batalla, junto a sus hijos y maridos. También lo hacía , quien con su carácter enérgico infundía aliento a Túpac.

En marzo de 1781 el ejército de Amaru contaba con siete mil hombres y mujeres dispuestos a hasta la muerte contra la corona española, quienes proclamaron a Túpac Amaru II como Emperador de América.

En testimonios de la época es Micaela quien aparece como principal estratega a través de tareas políticas, militares y administrativas y principal consejera del líder.

Con su sólida convicción , claridad de pensamiento y alta intuición, se convirtió en el sexto de la rebelión.

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