Resumen del video

El artista uruguayo Carlos Páez Vilaró, participó el viernes 14 en sus últimas llamadas junto a sus nueve décadas. Se vistió y disfrutó de la fiesta como el resto de sus compañeros de Cuareim 1080. Una semana antes anunciaba en una entrevista el fin de su aventura entre tambores, “fue un final que nunca quise aceptar pero que la vida nos obliga a cumplir” confesó. 

Nacido en Montevideo el 1 de noviembre de 1923 en el seno de una familia acomodada, Paez Vilaró dedicó gran parte de su obra pictórica a la cultura de raíz africana. Se fue a vivir al conventillo Medio Mundo en el populoso barrio sur de  montevideo para vincularse con ese colectivo a través de su pincel y del tambor. 

Páez Vilaró se entregó totalmente al tema pintando decenas de cartones, componiendo

candombes para las comparsas lubolas, dirigiendo sus coros, decorando sus tambores o actuando como incentivador de un folclor que en ese momento luchaba por imponerse contra la incomprensión. 

Lavanderas, velorios, navidades, mercados, bailongos a la luz de la luna poblaron, los cartones y lienzos de Páez. Recorrió África pintando murales en coincidencia con el histórico proceso de independencia de aquel continente. 

Al llegar a la segunda mitad del siglo 20 en 1967 cerró el festival de cine de Cannes con un documental sobre aquellas peripecias titulado batuc. 

En 1972 vivió una de las experiencias vitales más intensas cuando su hijo Carlos Miguel sobrevivió a la famosa tragedia de los Andes, el accidente aéreo de un equipo de rugby uruguayo que luego fue llevado al cine. Nunca perdió la fé en encontrarlo porque como él solía decir tenía a dios de copiloto. 

Conoció a Picasso, Dalí, De Chirico, y Calder en sus talleres y vivió con el premio nobel Albert Schweitzer en el leprosario de Lambarena. 

En 1958 fundó en Punta Ballena Casapueblo, lugar que se transformó en su hogar atelier y museo, el fallecimiento se produjo allí, Páez Vilaró se sintió mal y llamó al médico a las 4 de la madrugada, sobre las 6 volvió a llamar y cuando hablaba con el profesional murió en forma repentina. 

En una entrevista concedida hace poco tiempo al diario El País y ante la pregunta “¿piensa en qué hay después?”, Páez Vilaró respondió: “pienso en la interrogante, buscador de lo inesperado, sí me gustaría irme con una valijita llena de colores y pinceles, quién te dice que no hay paredes para pintar”.