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¿Cómo reconocemos el sujeto de la oración?

Pues si el sujeto no siempre es quien realiza la acción, porque muchas veces los verbos no expresan acciones, ¿Cómo reconocemos el sujeto? Recuerda que quien manda es el verbo: el sujeto tiene que estar en su mismo número y en su misma persona. Es decir, el sujeto ha de concordar con el verbo:

  1. (Nosotros) Llegaremos tarde.
  2. Tú no me escuchas.
  3. Han llegado las lluvias.
  4. La tormenta ha destruido las cosechas.

En consecuencia, el modo más seguro de identificar el sujeto es el siguiente:

  • cambiar el número y/o la persona del verbo,
  • observar que palabra (o grupo de palabras) ha de cambiar de número y/o persona).

Ejemplo:

a. Me falta un peso para el boleto del tren.

b. *Me faltan un peso para el boleto del tren.(No concuerda)

c. Me faltan varios pesos para el boleto del tren.

El sujeto es "un peso" y "varios pesos", porque tienen que cambiar de número si lo hace el verbo.

Rellenar huecos

En cada hueco hay que escribir el sujeto del verbo que lleva el número correspondiente a su izquierda.

Si el sujeto está elíptico, hay que escribir entre paréntesis un pronombre personal que concuerde con el verbo.

1) Llegamos a la base en el momento en que la torre (2) se desplomaba. (3) Penetramos en el minúsculo sótano de piedra, bajo la escalera. (4) Se produjeron miles de golpes y percusiones al caer las piedras. Bruscamente, la Sirena de la Niebla (5) dejó de sonar.El monstruo (6) saltó sobre la torre, y esta (7) se derrumbó totalmente. McDunn y yo (8) nos arrodillamos a un tiempo, cogidos, mientras nuestro mundo (9) estallaba.
El monstruo se detuvo y quedó inmóvil, como súbitamente helado. (10) Parpadearon las grandes linternas de sus ojos. (11) Abrió la boca. Emitió un sonido ronco, como el de un volcán. Agitó la cabeza en todas las direcciones, como si buscara los sonidos, ahora perdidos en la niebla. Fijó la vista en el faro. Volvió a emitir el ronco sonido. Entonces, de sus ojos (12) salieron llamaradas, Retrocedió el monstruo estremeciendo las aguas, y se abalanzó sobre la torre, con expresión de airado dolor en los ojos.
(Ray Bradbury, Cuentos del futuro)

(1)

(2)

(3)

(4) 

(5)   

(6)

(7)

(8) 

(9)

(10)   

(11) 

(12) 

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