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Veamos...

 

Al colocar un termómetro debajo de la axila, se siente frío, ya que presenta menos calor que el cuerpo.

Lo que hace el cuerpo, es transferirle calor al termómetro, hasta que el termómetro y el cuerpo lleguen a un equilibrio térmico.

Al calentarse el mercurio que está dentro del bulbo, este metal líquido se dilata y aumenta, subiendo por el fino capilar, hasta marcar la temperatura.

Así es que en realidad, lo que marca el termómetro, no es la  temperatura del cuerpo, sino la de él mismo.