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A disfrutar del cuento

En el siguiente video,
encontrarás la narración oral del cuento "El pequeño rey zaparrastroso"
realizada por la narradora argentina Jackie Pilone.

"El pequeño rey zaparrastroso" (escrito)

Tarde a tarde, lo veían. Lejos de los demás, el gurí se sentaba a la sombra de la enramada, con la espalda contra el tronco de un árbol y la cabeza gacha.

Los dedos de su mano derecha le bailaban bajo el mentón, baila que te baila como si él estuviera rascándose el pecho con alevosa alegría, y al mismo tiempo su mano izquierda, suspendida en el aire, se abría y se cerraba en pulsaciones rápidas. Los demás le habían aceptado, sin preguntas, la costumbre.

El perro se sentaba, sobre las patas de atrás, a su lado. Ahí se quedaban hasta que caía la noche. El perro paraba las orejas y el gurí, con el ceño fruncido por detrás de la cortina del pelo sin color, les daba libertad a sus dedos para que se movieran en el aire.

Los dedos estaban libres y vivos, vibrándole a la altura del pecho, y de las puntas de los dedos nacía el rumor del viento entre las ramas de los eucaliptos y el repiqueteo de la lluvia sobre los techos, nacían las voces de las lavanderas en el río y el aleteo estrepitoso de los pájaros que se abalanzaban, al mediodía, con los picos abiertos por la sed.

A veces a los dedos les brotaba, de puro entusiasmo, un galope de caballos: los caballos venían galopando por la tierra, el trueno de los cascos sobre las colinas, y los dedos se enloquecían para celebrarlo. El aire olía a hinojos y a cedrones. Un día le regalaron, los demás, una guitarra.

El gurí acarició la madera de la caja, lustrosa y linda de tocar, y las seis cuerdas a lo largo del diapasón. La probó, la guitarra sonaba bien. Y él pensó: «Qué suerte». Pensó: «Ahora, tengo dos».

 

Eduardo Galeano
Extraído de Vagamundo (1973)