El traductor propone que el personaje continúa siendo el mismo, que los lectores aplican su mundo cognoscitivo para comprenderlo y continúa diciendo: "Las individualizaciones del personaje en su voz, montado a caballo o con su sombrero que parece un plato roto, sus barbas y sus espuelas, constituyen el conjunto de adjetivos que no cambia al ser humano, que es pensante y dueño de libertad"; es tal vez esta una de las razones que hacen a la obra un clásico universal.