Ser mujer en el siglo XX
A lo largo de la historia de nuestro país el rol de la mujer ha ido cambiando.
En este video podremos entender los cambios ocurridos desde el siglo XVIII al siglo XX
Transcripción del video
En esta esquina la mujer del siglo 21. Y en aquella otra, la de 1800. Qué pasó con las mujeres en estos 200 años? Durante el siglo 19, se suponía que los únicos roles aceptables para una mujer eran el de esposa sumisa y madre abnegada. Sin embargo, no todas lo fueron. Las mujeres de clase social baja tenían que trabajar para sobrevivir, y algunas participaron activamente en las luchas de la independencia, como la en ceras soldadas, cocineras y también acompañando a sus hombres en las fuerzas revolucionarias. Sin embargo, el control que los hombres siguieron ejerciendo sobre las mujeres no excluía la agresión verbal o física. La Constitución de 1830 les negaba la ciudadanía y las excluía de cualquier empleo público. Además, no podían administrar sus bienes ni elegir dónde vivir, y si cometían adulterio, quedaban completamente desamparadas. Por si fuera poco, el castigo corporal era aceptado, siempre y cuando no comprometiera la vida de la mujer. En 1868, el Código Civil prohibió la violencia doméstica y en 1877 la Reforma Educativa condenó estos castigos.
Sin embargo, el control que ejercían los hombres sobre las mujeres terminaba reiteradamente en agresiones verbales y físicas de acuerdo a esta mentalidad patriarcal. Para que hubiera armonía en el hogar, las mujeres tenían que dedicarse a limpiar, atender a los hijos y esperar complacientes al esposo. Pero la llegada del siglo 20 trajo nuevas ideas que convulsionar a la sociedad. Muchas mujeres comenzaron a desafiar al Estado, a la Iglesia Católica, a sus padres y esposos. Estas rebeldes se animaron a trabajar fuera de la casa, a ser militantes políticas, sindicalistas, maestras, poetas y hasta ovejas negras de la clase alta. En 1913, las obreras de una planta textil de Juan Lacaze lideraron una huelga reclamando sus derechos y ese mismo año se aprobó el divorcio por la sola voluntad de la mujer. Grandes cambios, pero difíciles de llevar a cabo. Los movimientos católicos y las clases conservadoras arremetía en contra de estas nuevas leyes que consideraban un ataque a la familia. En 1920, el diario El Demócrata escribía en sus páginas La mujer lo ha invadido todo en el hogar.
Ella manda y ordena. Y el hombre va perdiendo paulatinamente su autoridad y todos sus derechos. En 1916 nació el Consejo Nacional de Mujeres, que luchó, entre otras cosas, por el sufragio femenino. Gracias a ello, las mujeres votaron por primera vez en las elecciones de 1938. Otro paso significativo fue la inclusión de las mujeres en los centros. Claro que mujeres y hombres no estudiaban juntos y tampoco estudiaban lo mismo. La oferta educacional para ellas tenía un perfil netamente utilitario cursos de cocina, corte y confección, piano y declamación. La idea era darles un barniz para cuando encontraran marido. Por suerte, entre tanta egresada de cursos cortos, también empezaron a aparecer las pioneras universitarias. Paulina Luisi fue la primera doctora en medicina y su hermana Clotilde se convirtió en la primera abogada del país. Durante la segunda década del siglo 20, el mercado laboral amplió su oferta permitiendo que miles de mujeres salieran a trabajar. Más trabajo, más independencia económica. Los lazos de sumisión con padres y maridos comenzaban a debilitarse en la política. Las mujeres también conquistaban su espacio.
En 1942 accedieron al Parlamento como diputadas y senadores. En 1968, Alba Robayo se convirtió en la primera mujer ministra al frente de la cartera de Educación y Cultura. Las mujeres militaron activamente, aunque los niveles de responsabilidad y decisión seguían volcados a favor de los hombres. Pero la dictadura ubicó a las mujeres en otro rol el de madres, hermanas y abuelas, de los desaparecidos, presos y asesinados. Y como tales, entablaron su propia lucha. La Ley de Igualdad de Oportunidades de Empleo se aprobó en 1989 y desde entonces los gobiernos nacionales y municipales fueron creando comisiones o institutos de la mujer que trabajaron a favor de su desarrollo económico, cultural y social. Sin embargo, los prejuicios no han desaparecido y las cifras de violencia de género siguen siendo alarmantes. Por año son más de 11.000 las denuncias por abusos contra las mujeres en sus propios hogares. Hoy en día las mujeres trabajan a la par del hombre, conquistando espacios que antes eran impensados, proveen económicamente al lugar y al mismo tiempo educan a sus hijos. Y todo eso muchas veces lo hacen solas.
¿Quién dijo que la mujer es el sexo débil?
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