La selva es contexto y protagonista omnipresente de estos cuentos.
Quiroga decide abandonar la tranquilidad de la ciudad para instalarse en la selva de misiones; famosa por sus altos registros de lluvias, su clima cambiante, sus altos índices de humedad, su variada fauna y diversa y muy nutrida vegetación.
La selva, con su “ímpetu natural” (a veces figurado como violento e incontenible), frente al hombre, a veces aliado pero destructor muchas más, de ese ambiente salvaje.
En este contexto, Quiroga quiso crear una forma literaria de “lo americano”, un “lenguaje selvático de América”, en contraposición de la tendencia del común de los escritores de la época que buscaban imitar las modas literarias de Europa.