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Mis pequeños héroes presenta: Vincent van Gogh, el gran artista incomprendido
Esta es mi historia. Me llamo Vincent van Gogh y soy considerado uno de los pintores más famosos de la historia del arte. Sin embargo, durante mi vida, apenas logré vender unos pocos cuadros. Fui un artista pobre e incomprendido, pero nunca abandoné la pintura. Esta es mi historia.
Infancia
Nací en 1853 en un pequeño pueblo holandés. Era el mayor de seis hermanos y, aunque los quería mucho, con quien tuve una relación especial fue con Theo. A los 11 años, mis padres me enviaron a un internado. No fui buen alumno porque extrañaba a mi familia y la vida en el pueblo, así que dejé los estudios a los 15. Sin embargo, se me daban bien los idiomas y aprendí alemán, francés e inglés.
Pintura
Al abandonar los estudios, me tocó trabajar. A los 28 años descubrí para qué había nacido: para pintar. Con mis pinceles, fui al campo a retratar paisajes y campesinos. Allí pinté obras como Los comedores de patatas, una pintura oscura de personas compartiendo una comida humilde.
En 1886, me mudé a París con mi hermano Theo. Practiqué retratándome a mí mismo, ya que no podía pagar modelos. Allí conocí a grandes pintores, como Gauguin, quien admiraba mi obra. Aun así, no lograba vender cuadros, lo que comenzó a entristecerme. Tras mucho pensarlo, decidí dejar París y mudarme a Arlés, al sur de Francia. Allí alquilé una casa amarilla, donde recibí la visita de Gauguin. Nos divertimos al principio, pero terminamos discutiendo, y tras su partida, en un arrebato, me corté parte de una oreja.
Sanatorio
Tras ese incidente, ingresé en un sanatorio, donde la correspondencia de Theo alegraba mis días. Después de un año, me mudé a Auvers, al norte de París. Theo había formado una familia, lo que me alegraba profundamente. Sin embargo, una noche regresé gravemente herido, y dos días después fallecí, dejando al mundo más de 2,000 obras.
Esta fue mi historia
Me llamo Vincent van Gogh, y esta fue mi historia. Hoy me consideran un genio de la pintura, aunque en vida me llamaron el loco del pelo rojo. Espero que tú, al igual que yo, descubras tu verdadera vocación y, pase lo que pase, nunca pierdas la ilusión de seguir aprendiendo.