De las construcciones existentes la primera en llamar la atención del visitante es el puente, con sus 85 metros de largo de calzada, que está construido en piedra por medio de una serie de arcos escarzanos.
El “Arco escarzano”, es el arco que abarca menos que la semicircunferencia del mismo radio.
Pertenece al conjunto de sistemas constructivos de forma curvada, que permite salvar las distancias entre dos pilares o muros.
La circulación por el puente era regulada mediante una
gruesa cadena, siempre tensa, tendida entre el lugar del cobro y
el pretil opuesto.
Una vez satisfecho el pago del impuesto, la cadena
era bajada, siempre desde el interior de la construcción,
permitiendo el pasaje del usuario.
Según el contrato de construcción,
los montos de los impuestos eran regidos por lo indicado en el punto
3° de la mencionada Ley N° 429.
Allí se establecía que
el monto máximo para rodados era de 4 reales o 40 centésimos,
12 para quienes transitaran a caballo y 2 centavos para cada animal suelto y también dos centésimos a cada peatón.
Recordemos que uno de los motivos para promover la iniciativa privada
en la construcción de este puente, era precisamente el incremento
en la comercialización del ganado hacia los saladeros riograndenses.
Esto significó, sin duda, un importante tránsito de
animales sueltos.
El puente además contaba con resguardos para quienes transitaban a pie y se encontaraba de improviso con una tropa de ganado.