Había una vez una familia de figuras geométricas. El antepasado más remoto es el cuadrilátero. Cuentan en la familia que era un personaje muy cómico que siempre se jactaba de tener aires de simétrico, pero no siempre los tenía. Alguno de sus hijos sí.
Pero la suerte hizo que, cuando formó familia, le naciera un hijo algo especial, tenía un par de lados contenidos en rectas paralelas, lo llamó TRAPECIO. Su segundo heredero le dio otra sorpresa, tenía los dos pares de lados contenidos en rectas paralelas y por ello lo llamó PARALELOGRAMO. Por suerte, le nació otro hijo igual que él, tenía todos los lados diferentes, y de paralelas nada....
Así vivieron felices hasta que un día un accidente de PARALELOGRAMO provocó lo irremediable: una cirugía estética. Y dado que el estado del paciente no era el más óptimo, reconstruyeron a PARALELOGRAMO como se pudo. Los especialistas lo dejaron como un RECTÁNGULO, muy parecido al vecino de la otra habitación que tenía los lados de la misma longitud, el ROMBO.
Las vueltas de la vida.... RECTÁNGULO Y ROMBO se enamoraron, y tuvieron un hijo, al que llamaron CUADRADO. Este heredó la rectitud de su padre y la igualdad de su madre, era casi perfecto.