En los lugares en donde poco a poco la economía fue desarrollándose las asociaciones gremiales comenzaron a reivindicar mayor autonomía que los ponía muchas veces en pugna con el poder, y desde la mitad del siglo XIII.
Los gremios artesanales no pudieron organizarse solamente por esfuerzos propios sino que también las autoridades buscaron organizarlos con el fin de controlar tanto el precio de sus productos como la calidad de los mismos, evitando así los fraudes y las falsificaciones.
El fortalecimiento de los trabajadores en su identidad, en la práctica, va modificando la conceptualización del trabajo que va asociándose a algo positivo.