El agua subterránea es parte del ciclo hidrológico y constituye el 97 % del agua dulce disponible en la naturaleza.
Se trata de agua que se infiltra al terreno por las llamadas áreas de recarga, y transita durante años atravesando el subsuelo; es durante este tránsito que el agua se purifica por la acción del terreno.
El subsuelo es el responsable de la remoción de impurezas del agua por la acción de los minerales disueltos y sus procesos químicos, físicos y biológicos naturales.
El agua obtenida en este proceso de tránsito a través de los materiales geológicos es ideal para el consumo humano. Se explota mediante perforaciones en el terreno. Estas se ubican como resultado de un estudio hidrogeológico previo.
Por otra parte, presenta características muy estimables como el almacenamiento natural, no presenta evaporación, se aprovecha rápidamente y los costos de captación son bajos, sobre todo considerando que su vida útil promedio puede alcanzar los 30 años.