Resumen del video
¡Abróchate el cinturón!
Comenzaremos el viaje, en la boca porque es la puerta de entrada al sistema digestivo. Ese sistema está diseñado específicamente para transformar los alimentos en nutrientes útiles que te van a mantener con energía y ayudan a que tus células crezcan y se reparen. ¿Quieres un dato curioso?, ¡la cantidad de saliva que produces en un año podría llenar 2 bañeras medianas! ¡Casi una piscina de niño llena de baba! ¡Qué asco! Pero, la saliva es muy útil porque se mezcla con la comida y la descompone aún más para que pueda seguir su viaje por el cuerpo. De esa forma, tu estómago no tiene que digerir trozos enteros de comida.
A medida que masticas, la comida se divide en pedazos para facilitar el proceso. - Los músculos de las paredes del esófago de este chico están apretando detrás de mí y relajándose delante de mí. Este es un proceso llamado peristalsis, y es lo que me mueve a través de su sistema digestivo.
- El estómago retiene, mezcla y muele la comida en puré, por lo que tiene que ser bastante fuerte. - El intestino delgado se compone de 3 secciones. La bilis es crucial para digerir la grasa y eliminar todos los desechos de la sangre, así que agradece que tu hígado la produzca. - Y esa cosa de allá que parece una pera, esa es la vesícula biliar. Se encuentra debajo del hígado y guarda a la bilis hasta que llegue el momento adecuado. - También conocido como el colon, es un tubo muscular de 1,5 a 2 m de largo. - Tus intestinos necesitan bacterias buenas para ayudarles a des-componer alimentos, vitaminas y nutrientes para que tu cuerpo pueda usarlos. - Todavía hay muchas bacterias por todo el lugar. En verdad están trabajando duro, ¿eh? Bueno, no puede haber muy pocas o demasiadas, de lo contrario tendrías problemas digestivos como la intolerancia alimentaria. - Cuando el colon izquierdo se llena demasiado de heces, decide volcarlo todo en el recto porque no puede contenerlo solo.
- El recto es una cavidad recta que mide cerca de 20 cm de largo. Tiene sensores especiales, como este o aquel que te permiten saber cuándo hay algo de lo que debes deshacerte. - Si el momento es el adecuado para ti (es decir, encuentras un baño), los esfínteres se relajan y ¡Ta-tan! Tus heces salen de la casa. - Esos sensores del recto también ayudan para que la necesidad de liberar su contenido desaparezca por un tiempo