Direcciones básicas de movimiento
Podemos movernos en todas las direcciones, pero hay algunas direcciones básicas que nos sirven de referencia para entender dónde estamos. Las usamos frecuentemente para describir nuestro movimiento y el de otros seres.
Estas seis direcciones básicas de movimiento son:
- arriba
- abajo
- adelante
- atrás
- derecha
- izquierda
La intersección de estas direcciones se considera el centro de nuestra kinesfera. Se toma el eje axial (arriba la cabeza y abajo la pelvis) como eje vertical.
Entonces, estas direcciones se piensan en referencia a un eje y cambian de acuerdo a a la posición del cuerpo.
Práctica de movimiento para explorar las direcciones básicas del espacio.
Transcripción
Vamos a hacer una práctica.
Primero elegimos una posición cómoda; llevamos la atención de nuestras sensaciones, al contacto con aquello que nos sostiene, al movimiento de la respiración.
Podemos movernos o hacer pausas cada vez que lo necesitemos.
Elegimos un lugar de nuestro cuerpo para explorar las direcciones: puede ser un hombro o una cadera por ejemplo, y llevamos la atención al lugar elegido.
¿Cuáles son las sensaciones que aparecen?
Imaginamos, sin hacerlo, que ese lugar quiere ir hacia arriba.
Una vez que tenemos la imagen de esa zona dirigiéndose hacia arriba, dejamos que vaya suave y lentamente hasta donde llegue con comodidad y luego vuelve al punto de inicio.
Repetimos un par de veces en la misma dirección con sutileza, respirando... si el movimiento nos duele suspendemos la práctica o probamos con otro lugar del cuerpo.
Luego, repetimos la misma secuencia hacia abajo.
Luego, repetimos lo mismo hacia adelante.
Vamos a esa dirección y volvemos al punto de inicio.
Y hacia atrás, vamos y volvemos siguiendo nuestro propio tiempo.
Observamos qué pasa también cuando ese lugar busca ir hacia la derecha o hacia la izquierda. Podemos dejar que todo el cuerpo acompañe si es necesario.
Luego movemos libremente el lugar elegido dejando que descubra su movilidad en las distintas direcciones, generando círculos, espirales.
Cuando terminamos, quedamos en quietud y comparamos las nuevas sensaciones.
¿Algo cambió?
Podemos hacer lo mismo con otro lugar del cuerpo.
¿Hacia qué dirección es resulta más cómodo ir?
¿Qué direcciones nos resultan más difíciles?
¿Es lo mismo en distintos lugares del cuerpo?
Primero elegimos una posición cómoda; llevamos la atención de nuestras sensaciones, al contacto con aquello que nos sostiene, al movimiento de la respiración.
Podemos movernos o hacer pausas cada vez que lo necesitemos.
Elegimos un lugar de nuestro cuerpo para explorar las direcciones: puede ser un hombro o una cadera por ejemplo, y llevamos la atención al lugar elegido.
¿Cuáles son las sensaciones que aparecen?
Imaginamos, sin hacerlo, que ese lugar quiere ir hacia arriba.
Una vez que tenemos la imagen de esa zona dirigiéndose hacia arriba, dejamos que vaya suave y lentamente hasta donde llegue con comodidad y luego vuelve al punto de inicio.
Repetimos un par de veces en la misma dirección con sutileza, respirando... si el movimiento nos duele suspendemos la práctica o probamos con otro lugar del cuerpo.
Luego, repetimos la misma secuencia hacia abajo.
Luego, repetimos lo mismo hacia adelante.
Vamos a esa dirección y volvemos al punto de inicio.
Y hacia atrás, vamos y volvemos siguiendo nuestro propio tiempo.
Observamos qué pasa también cuando ese lugar busca ir hacia la derecha o hacia la izquierda. Podemos dejar que todo el cuerpo acompañe si es necesario.
Luego movemos libremente el lugar elegido dejando que descubra su movilidad en las distintas direcciones, generando círculos, espirales.
Cuando terminamos, quedamos en quietud y comparamos las nuevas sensaciones.
¿Algo cambió?
Podemos hacer lo mismo con otro lugar del cuerpo.
¿Hacia qué dirección es resulta más cómodo ir?
¿Qué direcciones nos resultan más difíciles?
¿Es lo mismo en distintos lugares del cuerpo?