En buena parte del siglo XIX, durante los tres días de feriado por carnaval, Montevideo se convertía en campo de feroces guerrillas, con el agua cayendo a torrentes desde balcones y azoteas y con el aire surcado por piedras, frutas, verduras, harina, cáscaras de huevos rellenas de agua de olor o huevos de gallina, gaviota o avestruz. Desde las azoteas, las mujeres desafiaban a baldazos a los escaladores que intentaban "asaltar" las casas. Cuando los intrusos ingresaban se producían risas y corridas. Terminado el carnaval de 1885 un periódico informaba que eran muy pocas las viviendas que habían logrado mantener algún vidrio sano. Prácticamente toda la población participaba en estos festejos.
https://es.wikipedia.org/wiki/Carnaval_en_Uruguay
Poco a poco las autoridades fueron tomando a su cargo la responsabilidad de organizar los festejos.