El interior del planeta no es uniforme, sino que está compuesto de capas que tienen consistencia y características diferentes.
Corteza, manto y núcleo son las tres grandes capas que lo conforman. La corteza también es conocida por litósfera, es la capa externa y está compuesta por rocas sólidas. A la parte de la corteza que forma los continentes se la llama corteza continental: es una capa de varios kilómetros de espesor formada por diferentes tipos de rocas.
En el fondo de los océanos está la corteza oceánica: es una capa más delgada formada por rocas basálticas. Por debajo de ambos tipos de corteza se encuentra el manto superior, una capa que contiene la astenósfera, de consistencia plástica y que genera movimientos que se transmiten a la corteza.
Más abajo y hasta los 2.900 kilómetros de profundidad se encuentra al manto inferior, de consistencia más rígida y densa.
Aún más hacia el interior está el núcleo externo, compuesto de hierro líquido en movimiento. Este movimiento genera el campo magnético del planeta. Finalmente, el núcleo interno es la capa más profunda, compuesta de hierro sólido. El centro de ese núcleo se encuentra a más de 6.370 kilómetros de profundidad.