El compostaje adecuado de los desechos orgánicos que generamos en nuestra vida diaria (alimentos no comestibles o no utilizados) puede reducir la dependencia de fertilizantes químicos, ayudar a recuperar la fertilidad del suelo y mejorar la retención de agua y la llegada de nutrientes a las plantas.
En este sentido, es una práctica valiosa por varias razones:
- Reducción de residuos: Al compostar, disminuyes la cantidad de basura que termina en vertederos, lo cual ayuda a reducir la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Producción de abono natural: El compost se convierte en un fertilizante rico en nutrientes que enriquece el suelo de forma natural, sin necesidad de productos químicos.
- Mejora de la salud del suelo: El compost aumenta la capacidad del suelo para retener agua y nutrientes, promoviendo una estructura más saludable y beneficiosa para las plantas.
- Fomento de la sostenibilidad: Compostar cierra el ciclo de los desechos orgánicos, convirtiéndolos en recursos útiles para el entorno, y promueve la educación ambiental y la sostenibilidad en los hogares y comunidades.
Algunas creencias incorrectas para compostar incluyen:
- Eliminar todo tipo de residuos: Creer que se pueden compostar todos los desechos (como plásticos, metales o algunos desechos orgánicos peligrosos) es incorrecto. Solo ciertos materiales orgánicos (como restos de frutas, vegetales y hojas secas) son adecuados para el compostaje, mientras que otros pueden causar problemas de contaminación o plagas.
- Eliminar malos olores: Si bien un compost bien manejado no debe producir olores desagradables, el compostaje en sí mismo no está destinado a eliminar malos olores preexistentes de la basura.
- Solución única para desechos domésticos: Aunque el compostaje reduce los residuos orgánicos, no es una solución para todos los tipos de basura. Materiales no compostables aún deben ser gestionados adecuadamente, a través del reciclaje o la eliminación segura.