La Monarquía Romana (753 a.C. - 509 a.C.) fue el primer período de gobierno en la historia de la antigua Roma.

Según la tradición, la ciudad fue fundada por Rómulo en el 753 a.C., dando inicio a un sistema político donde el poder recaía en un rey, figura elegida por el pueblo y que ostentaba el cargo de manera vitalicia.

Fue un período de gobierno crucial en la historia de la antigua Roma, caracterizado por un sistema político basado en la elección de magistrados por parte del pueblo y la división de poderes entre diferentes instituciones.

A lo largo de sus casi cinco siglos de existencia, la República Romana experimentó un notable crecimiento territorial, cultural y económico, sentando las bases para el posterior Imperio Romano.

Durante el Imperio, Roma fue una de las civilizaciones más importantes de la historia, caracterizada por su extensa expansión territorial, su poderío militar, su desarrollo cultural y económico, y su influencia duradera en el mundo occidental.

La caída del Imperio Romano, un evento histórico de gran complejidad y trascendencia, ha sido objeto de análisis y debate por parte de historiadores durante siglos.

Si bien no existe una única causa que explique su declive, diversos factores contribuyeron a su debilitamiento y eventual desintegración, marcando el fin de una de las civilizaciones más importantes de la Antigüedad.