Ana y Mateo ordenaron sus caramelos de distinta manera para poder contarlos.
Mientras que Mateo los tiene que contar uno a uno, controlando no olvidar ninguno, ni contar alguno más de una vez, Ana los agrupó de a 10 y sólo dejó sueltos los que no llegan a completar un frasco. Así, sólo tiene que juntar las cantidades de los dos frascos, con los caramelos sueltos.
¿Puedes indicar qué niño tiene más caramelos utilizando los métodos de conteo de cada uno?