Veamos los constituyentes que completan nuestro sistema de escritura:
Abecedario de veintisiete letras o grafemas distintos
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Para designar la serie ordenada de las letras con que se representan los fonemas o sonidos distintivos de una lengua, pueden usarse indistintamente los términos abecedario y alfabeto.
Como las demás lenguas románicas, el español sirvió básicamente de la serie alfabética latina, que fue adaptada y completada a lo largo de los siglos.
Estas veintisiete letras son: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
Doble figura minúscula y mayúscula
La doble figura minúscula y mayúscula que cada uno de esos grafemas puede adoptar, y que tienen claramente diferenciados en nuestro sistema sus funciones y contextos de uso.
Los signos diacríticos
Supra escritos sobre grafemas vocálicos son dos:
- la tilde ( ´ ) que indica la sílaba con acento prosódico.
- la diéresis ( ¨ ), que señala que la "u" no forma parte del dígrafo gu y debe pronunciarse.
Los signos de puntuación
Su función incluye:
- marcar límites entre enunciados (punto, coma, etc.),
- indicar modalidades oracionales (enunciativa, interrogativa, exclamativa)
- reflejar omisiones (puntos suspensivos) y
- enmarcar elementos del texto (comillas, paréntesis, rayas, corchetes).
Signos auxiliares
Se trata del guion, barra, llave, apóstrofo, asterisco, etc... de muy diverso valor y función.
Espacio en blanco
Es un recurso esencial que delimita la palabra gráfica, separa visualmente unidades lingüísticas mayores como enunciados y párrafos.