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¿Qué son?

¿Qué es eso de emociones políticas?

Tapa de libro

En su libro Emociones políticas, la filósofa estadounidense Martha Nussbaum enfatiza la relevancia política de determinadas emociones cuya presencia o regulación considera esenciales para una sociedad democrática. Son lo que ella define como:

“... emociones públicas o políticas”, que “tienen como objeto la nación, los objetivos de la nación, las instituciones y los dirigentes de esta, su geografía, y la percepción de los conciudadanos como habitantes con los que se comparte un espacio público común” (p. 14)

Para comprender a qué se refiere con este tipo de emociones veamos algunos ejemplos:

Se destaca el asco como una de las emociones a erradicar de una sociedad democrática: una sociedad decente puede también inhibir razonablemente la formación de emociones de asco hacia grupos de conciudadanos y/o conciudadanas, ya que esa clase de repudio y la creación asociada de jerarquías subvierten los principios compartidos de igualdad de respeto por la dignidad humana de todas las personas. (p. 20).

Es en este sentido que el asco se convierte en una emoción política: cuando está dirigido hacia grupos sociales con los que compartimos nuestra sociedad, el asco deja de ser una emoción como cualquier otra manifestada en momentos cotidianos de la vida de un individuo.

El asco o repulsión puede ser una emoción positiva para un ser humano como organismo biológico individual con el fin de no contaminarse con desechos potencialmente infecciosos, pero en este sentido no es una emoción pública o política.

 

Asimismo, la aporofobia, concepto recientemente acuñado por Adela Cortina (2017) como rechazo al pobre, tiene mucho de esta emoción enfatizada por Nussbaum como política y particularmente antidemocrática.

La influencia del miedo en las relaciones entre los miembros de las comunidades es un tema al que Nussbaum también ha dedicado numerosos textos.

Es importante aclarar que Nussbaum señala que somos físicamente débiles en comparación con las otras especies que habitan el planeta, que existen cosas que son realmente peligrosas para nosotros, pese a nuestro desarrollo cognitivo, y que una sociedad sin emociones tales como el miedo a las serpientes, a la oscuridad, a los animales feroces, a las aguas profundas y al encierro (claustrofobia), habría sido muy poco exitosa en términos evolutivos.

Por eso estos miedos permanecen en nosotros en cierta manera como innatos, dictados por nuestra herencia ancestral, y son comunes a todas las culturas.

El enfoque político del miedo, por su parte, aparece explicitado en sus libros Emociones políticas y La nueva intolerancia religiosa. Allí Nussbaum ya señala que la democracia tiene que asegurarse de que temamos las cosas correctas y no las incorrectas.

Pone ejemplos de cómo los políticos son capaces de engendrar y desarrollar el miedo apropiado; uno de los ejemplos que usa es el caso de un huracán que se acercaba a la costa este de Estados Unidos, y cómo las autoridades de Nueva York montaron una campaña para despertar miedo al fenómeno climático, y como resultado no hubo víctimas mortales.

Pero también ilustra casos negativos; entre otros se refiere a la campaña lanzada por los partidos conservadores de Suiza en 2009 a favor de la prohibición de la construcción de minaretes (torres características de las mezquitas) en ese país. La imagen escogida para persuadir a los votantes por el sí en el referéndum fue la de siete minaretes con aspecto de misiles surgiendo de la bandera suiza, que simbolizaban la islamización del país.

De esta manera el miedo sufrió una especie de deslizamiento de lo religioso a lo militar, y en este sentido es que Nussbaum señala la dimensión política de esta emoción, que puede manipular abiertamente las discusiones y decisiones de un pueblo entero; de hecho, la iniciativa promulgada por la campaña en Suiza fue votada en un referéndum popular y aprobada por más del 50% de los votantes.

Aunque la filósofa Adela Cortina no se refiere a estas emociones como “políticas”, sí habla sobre ellas y están muy claras en el siguiente video sobre el miedo político, en especial la aporofobia: