Aún les quedaban dos candados por abrir y casi no tenían tiempo, miraron asustados por la ventana y el tornado se veía muy cerca.
Justo en esa pared, al lado de la ventana, Javier descubrió un hermoso cuadro de una playa soleada, lo que sugería el verano.
Sin dudarlo quitó el cuadro de la pared y le dio la vuelta.
Allí encontró las pistas a resolver, para abrir el tercer candado.