Veamos las siguientes leyendas...
Leyenda sobre el origen del ceibo
Según la leyenda de los indios guaraníes, el origen del árbol se remonta a la historia de la hija de un cacique, llamada Anahí, que vivía en los márgenes del Río Paraná. Anahí tenia la voz más bella que la de cualquier pájaro y no tenía hijos.
Un día llegaron los españoles a la rivera del río. El cacique, seguido por su tribu, decidió atacar el campamento español y murió en el enfrentamiento.
Anahí vigiló día y noche a quien dio muerte a su padre, hasta que pasado un tiempo, encontró el momento oportuno para vengarse. Para matarlo se aproximó demasiado, disparó la flecha mortal pero luego fue apresada.
Los españoles la ataron a un árbol, la torturaron y la prendieron fuego. En vez de gritos de dolor, se escucharon sus cantos, vieron cómo el fuego no la quemaba y cómo se elevaba hacia el cielo.
Los soldados corrieron espantados hacia el campamento. Los indios de su tribu, seguidos por su chamán se acercaron al árbol donde amarraron a Anahí y se encontraron con un árbol nuevo, nunca antes visto, con flores rojas con forma de llama. Así nace la leyenda del árbol de ceibo, y así nace el árbol de ceibo.
Fuente: El ceibo: flor nacional
Leyenda india de la Gruta del Palacio
Cuenta la leyenda que en la gruta vivía un cacique de los Charrúas. Por ese entonces, el frente de la caverna exhibía tres puertas con forma de arco, adornadas con plantas. La esposa del cacique, llamada Darien contaba que en la caverna se escondía toda la riqueza de sus ancestros.
Los padres de Darien llegaron desde el Golfo de Panamá cuando los europeos invadieron sus tierras en busca de tesoros. Los indígenas huyeron y llevaron todas las riquezas del templo Dobaida a la Gruta del Palacio, donde se establecieron luego de un largo éxodo.
En esta gruta, que los indígenas del norte adoptaron como morada, nació Darien, y poco tiempo después, su padre murió combatiendo contra la tribu de los Chanás. Su madre la casó con Zemi, el cacique con más poder de la región y también murió al poco tiempo de la unión de su hija.
Se dice que los tesoros de Dobaida aún yacen en la Gruta del Palacio y que ni siquiera todos los indios de la tribu más fuerte podría cargarlos para llevárselos, según el relato de la propia Darien.
Fuente: Historias y mitos de la Gruta del Palacio
Leyenda de cómo los indios guaraníes conocieron la yerba mate
Cuenta la leyenda que había una india muy hermosa, que vivía en la selva misionera junto a su tribu. Su nombre era Yarí.
Su padre ya anciano y ciego no pudo seguir más a la tribu en su peregrinaje. Decidió quedarse en la selva. Sus fuerzas no le permitían seguir camino, y no quería ser una carga para el resto de la tribu.
Yarí se negó a abandonar a su padre a su suerte, y se quedó allí para cuidarlo. Aprendió a cazar y pescar como un hombre. Recolectaba el alimento y cocinaba para su padre inválido.
El padre de Yarí pidió a Tupá que la recompensara por tanto trabajo y sacrificio. Tupá es el dios supremo, el creador del universo para las tribus guaraníes, un dios bondadoso y justo.
Un día un peregrino llegó a la morada de Yarí. Ella cocino para él y le brindó un lugar para pasar la noche. Cocinó un agutí, que es un roedor. El peregrino era el mismo dios Tupá.
A la mañana siguiente, Tupá le obsequió una nueva planta para ella, como agradecimiento por su hospitalidad. El dios dijo que la planta llevaría su nombre Caa Yarí. Tupá les enseñó a ambos a cuidar de la planta y a preparar la infusión con sus hojas.
Es entonces cuando nace la planta de yerba mate. Yarí tenía ahora una planta que le daba fuerzas para hacer todos sus trabajos.
La yerba va a atenuar la soledad de Yarí y su padre en la selva. A partir de entonces, quien toma mate va a sentirse siempre acompañado.