Las figuras que no deben faltar

Hacia 1890, el pericón entra en una segunda etapa, en la que hay un aumento considerable del número de figuras, creándose en 1906 una variante “de salón”.
Al mismo tiempo,
Lauro Ayestarán recogió numerosas versiones del pericón de Grasso, a través de músicos populares que desconocían la notación del pericón o la “Gran Danza Nacional” como también se le llamaba.
Al pericón le caracterizan figuras como:
- “balanceo”,
- “paseíto al campo”,
- “las calles”,
- “molinetes”,
- “el espejito”,
- “demanda”,
- “vals”,
- “cadena”,
- “rueda grande”,
- “las dos ruedas para la canasta”,
- “las relaciones”,
- “el puente de pañuelos”,
- “el Pabellón Nacional con los colores de la patria, donde una de las bailarinas baila con pañuelo amarillo para representar al sol”.
Sin alguna de ellas, el pericón perdería su identidad.