Después de realizar una actividad de aprendizaje, siempre es bueno reflexionar sobre ella, por ejemplo, puedes preguntarte:
¿Qué aprendí?
¿Cómo lo aprendí?
¿Qué me resultó fácil o difícil?
¿Para qué me sirve?
¿En qué otras ocasiones puedo utilizar lo que he aprendido?