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El surf es un deporte que practican personas de todas las edades. Aficionados y profesionales coinciden en que uno de sus principales beneficios es que aprendes a concentrarte, ya que debes estar pendiente de muchas cosas: saber exactamente dónde estás, qué haces, tener autoconciencia de tu propio cuerpo, de la respiración, de cómo remas, por dónde entras en la ola y cómo te adaptas a ella. Eso es lo más importante.

Aunque puede parecerlo, el surf no se centra únicamente en el equilibrio, aunque este sea fundamental. Los surfistas pasan muy poco tiempo seguidos de pie encima de la tabla, además de que el 80% del tiempo están remando. Por lo tanto, el surf combina trabajo anaeróbico y aeróbico, como sucede con la bicicleta o cualquier deporte similar. Luego, hay momentos de sprint —cuando se va a la ola— y otros súper explosivos, como cuando estás dentro de ella. Así, físicamente se potencia todo el cuerpo.

Los hombros y la musculatura superior son los más ejercitados, ya que se usan intensamente los brazos y el tronco superior. Sin embargo, cuando estamos sobre la tabla, el tren inferior toma el control, con lo cual se trabaja de manera integral. Aun así, la mayoría coinciden en que la parte física no es la más importante: la parte mental también desempeña un papel clave.

En el mar, que a veces tiene mucha potencia, debes aprender a controlar tus miedos y tomar decisiones rápidas. Lo más importante es la lectura del parte meteorológico, ya que tienes que aprender a interpretar las olas: no sabes cuándo van a reventar ni cómo lo harán. Al principio, puede ser difícil esperar y escuchar las señales del agua, pero con el tiempo, los surfistas disfrutan de las sensaciones que les produce estar dentro del mar, incluso cuando las condiciones no son favorables.

Para ser surfista, se requiere disciplina y fuerza de voluntad: hay que entrar al agua todos los días, ya sea bajo la lluvia, la nieve, el frío, el calor o con viento. A veces, puede resultar agotador, sobre todo cuando vienen muchas olas y debes volver a meterte al agua una y otra vez. Sin embargo, la satisfacción de estar encima de la tabla, la adrenalina que sientes y los beneficios físicos y emocionales superan cualquier esfuerzo.

Muchos creen que todos esos beneficios trascienden al surf y sirven para la vida en general, tanto física como anímicamente. Además, esta práctica fomenta un estilo de vida más activo: en lugar de quedarte en casa viendo televisión, te animas a moverte, buscar playas, descubrir cosas nuevas y disfrutar del aire libre. Para los surfistas, el surf no es solo un deporte, sino un estilo de vida; están siempre pendientes de las olas y organizan sus días para poder disfrutarlas. Siempre que pueden, cogen su tabla y se lanzan en busca de las mejores olas.