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Sueño y vigilia. Todos estamos muy familiarizados con el fenómeno del sueño. Sin embargo, realmente no entendemos lo que fisiológicamente en un organismo significa el sueño. Este, a diferencia de lo que muchos pensamos, es un estado fisiológico activo. Esto quiere decir que el organismo está llevando a cabo muchas actividades durante las etapas del sueño. Es recurrente, lo que quiere decir de que se da comúnmente y periódicamente en los organismos, y es reversible, lo que lo diferencia de los llamados estados de coma. La principal característica del estado de sueño es que cambia la percepción y capacidad de respuesta frente al ambiente. El organismo que está en un estado de sueño no será capaz de percibir correctamente lo que pasa a su alrededor y tendrá prácticamente una nula capacidad de respuesta frente a él. Podemos comparar, entonces, cuáles son algunas de las diferencias del funcionamiento del organismo en los estados de sueño y vigilia. En primer lugar, y como mencionamos anteriormente, la mayor diferencia es está en la capacidad de respuesta frente al estímulo del ambiente. El estado de vigilia, es decir, el estar despierto, se caracterizará por una atención y capacidad de respuesta bastante alta. A diferencia del sueño, que tiene una capacidad de respuesta casi nula.
Otra diferencia importante es la función cerebral. Esto no quiere decir que durante el sueño no exista función cerebral, sino que las partes del cerebro que están activas son diferentes durante el sueño y la vigilia. Existe también una diferencia importante a nivel de hormonas. Ejemplo de esto es la hormona del crecimiento. Esta hormona, que es responsable de prácticamente todos los fenómenos de crecimiento en nuestro cuerpo, se secreta principalmente asociada al sueño. Por lo tanto, un organismo que no cumple con sus necesidades de sueño tendrá problemas de crecimiento. Existe también una diferencia importante en la función metabólica, ya que como es imaginable, durante el sueño, ésta disminuye considerablemente principalmente porque el gasto energético es mucho menor. Además, habrá una diferencia a nivel del ambiente, ya que sobre todo el sueño necesita condiciones ambientales bastante específicas para poder producirse de manera correcta. Estos dos procesos están ampliamente regulados a nivel del sistema nervioso. Si nos fijamos en la estructura de un encefárico, calo, el estado de vigilia está gradado principalmente por la activación de un sistema llamado sistema reticular activador ascendente, abreviado Sara. Este sistema está principalmente en la parte anterior, es decir, la parte del frente del hipotálamo y en cierta porción del tallo cerebral.
El estado de vigilia se dará principalmente por la secreción de algunos neurotransmisores en el sistema nervioso en general. Estos son la noradrenalina, la dopamina, la azetircolina y el glutamato. La presencia de de todos estos neurotransmisores, activarán centros de la corteza, manteniendo al organismo activo. Por otro lado, el estado de sueño estará controlado principalmente por el núcleo ventrolateral pre óptico, el cual se encuentra en la parte posterior, es decir, la parte de atrás del hipotálamo. Los neurotransmisores característicos del sueño son la serotonina, melatonina y glicina, que se producen de manera importante en el tallo cerebral. Estos tendrán la función principalmente de inhibir alzada. Un neurotransmisor que tendrá especial importancia en la regulación de sueño y vigilia es la adrenalina. Esta, como parte de sus funciones, tiene la de mantener activo el sistema retipular activador ascendente. Por lo tanto, en su presencia se mantendrá el estado de vigilia, a pesar de que muchas veces las necesidades del organismo dicten lo contrario. Es necesario considerar que el sueño y la vigilia tienen un ritmo, es decir, que no son procesos que se producen pasadosamente, sino que cumplen con ciertos tiempos. Esto tiene estrecha relación con los ritmos biológicos de procesos como los que mencionamos anteriormente, tales como el metabolismo y la secreción de hormonas.
El ritmo de sueño y vigilia es lo que se llama un ciclo circadiano. Esto hace referencia a lo que todos conocemos como un reloj biológico y quiere decir que el organismo es capaz de darse cuenta de los tiempos que suceden entre un proceso y otro. Esto estará dado principalmente por dos factores. En primer lugar, el hipotágeno de álamo, que es un núcleo en el centro del cerebro, tendrá una regulación importante a nivel de ciclos circadianos. En segundo lugar, el cuerpo será capaz de captar distintos estímulos, tales como la actividad que la persona hace durante el día. De nuevo, que cuando la persona está en un estado de actividad alta, se verá favorecido el estado de vigilia, mientras que la actividad baja favorecerá el estado de sueño. Sin embargo, también pueden percibirse factores ambientales, tales como la luz. De esta forma, es favorable que el estado de vigilia cede durante el día, cuando existe una alta cantidad de luz, y el estado de sueño se corresponda más bien con la noche, cuando la luz es menor. Por último, es necesario destacar que existe una relación muy cercana entre los ciclos de sueño y el estrés. Esta relación es bilateral, lo que quiere decir que tanto el sueño afectará sobre el fenómeno del estrés, como la presencia de estrés afectará la regulación del sueño.
Como sabemos, el sueño, cuando no se produce correctamente, es capaz de producir alteraciones neurológicas. Esto porque nos están llevando a cabo funciones fundamentales de reparación a nivel del sistema nervioso. Estas alteraciones neurológicas, a la vez, llevarán a una situación de estrés, ya que producirán cambios tales como la ausencia de concentración o dificultades para llevar a cabo actividades normales. Por otro lado, el estrés producirá un proceso llamado privación del sueño paradójico. Esto quiere decir que cuando el organismo más necesita de sus mecanismos de reparación, más difícil será conciliar el sueño. Por lo tanto, en condiciones de estrés es mucho más difícil que el organismo llegue a un estado de sueño correcto. Sí.