Con frecuencia, la violencia fue el único medio para lograr la independencia o mantener el sistema colonial.
La experiencia de Kenia constituye un ejemplo de este fenómeno.
Allí, la comunidad blanca alcanzaba aproximadamente la cifra de 60.000 personas.
Los colonos, absolutamente opuestos a cualquier concesión para el autogobierno a los africanos, estaban dispuestos a matar con tal de preservar sus privilegios.
Solo después de una lucha extremadamente intensa, durante la cual Jomo Kenyatta se convirtió en la figura más importante de la historia reciente africana, logró Kenia su independencia en 1963.
Si bien las luchas extremadamente violentas son las que resaltan, hay quienes plantean que la mayoría de las independencias africanas no fueron violentas. Esto se debe a que mayormente los discursos oficiales sobre la historia de este continente provienen de los países colonizadores y así plantean una historia idílica.
En este sentido, también hay que entender al concepto de violencia en un sentido amplio... por ejemplo, desabastecer de comida a una región con más de 50.000 personas es también usar la violencia para luchar contra los revolucionarios independentistas.