Finalmente

bailandoReflexionar sobre la contaminación sonora nos invita a replantear nuestra convivencia.

Cuidar al otro implica ser conscientes del ruido que generamos y sus consecuencias.

Acciones simples, como:

  • moderar el volumen de la música,
  • evitar bocinazos innecesarios o
  • utilizar maquinaria ruidosa en horarios adecuados,

pueden marcar una gran diferencia.

Nuestro planeta es un espacio compartido, y el respeto mutuo se construye también desde el sonido. Crear conciencia sobre este tema es un paso clave para fomentar una cultura de cuidado y respeto hacia el bienestar de todos.