La esencia del candombe se trata de preguntas y respuestas que se establecen en el diálogo entre los tambores.
Así, desde el comienzo del toque, se dan verdaderas conversaciones:
Repiques que se llaman unos a otros, pianos que rezongan llamándose entre sí y dando entrada a otros repiques. Los chicos escuchando todo y brindando su base firme para que no se pierda el tempo del toque.
Cuando un repique habla, el otro lo escucha; o bien para de tocar o se mantiene llevando la clave en la madera del tambor. Lo mismo ocurre con los pianos; si uno rezonga, los otros tienen que escuchar para poder responder, respetando un orden que puede estar previamente establecido o bien darse espontáneamente en el diálogo.Si la intensidad del toque disminuye, cada individuo con su tambor disminuye la intensidad de sus golpes, para que exista cierta armonía en el toque. Lo mismo para subir la intensidad.
Estos códigos (y muchos otros) establecidos entre los tocadores de candombe fueron transmitidos oralmente de generación en generación, y aunque hoy no son los mismos exactamente que hace 200 años, hay determinados códigos que se mantienen y que si no se respetan se pierde la esencia del ritmo, se pierde la comunicación.