Granos de trigo
- ¿Granos de trigo? – exclamó el rey, sin ocultar la sorpresa que le causara semejante propuesta -. ¿Cómo podré pagarle con tan insignificante moneda?
En la cantidad solicitada
- Nada más simple – aclaró Sessa -. Dadme un grano de trigo por la primera casilla del tablero, dos por la segunda, cuatro por la tercera, ocho por la cuarta y así duplicando sucesivamente hasta la sexagésima cuarta y última casilla del tablero.
Ruego a vos, rey generoso, que de acuerdo con vuestra magnífica oferta, ordenéis el pago en granos de trigo, y así como te indiqué.