Ahora escuchemos...

Les voy a contar la historia
que un día me contó Marina
ella es una golondrina
que yo le tomé cariño
Esta es la historia de un niño
que migró un rato con ella,
dejando puesta su huella
en lugar de andar volando.
¡Porque así es que van migrando
los hombres con las estrellas!

Cuando un animal empieza
a sentir frío en su país,
si siente que no es feliz
o le falta alguna pieza
para aquel rompecabezas
que nunca puede acabar,
allí decide migrar
para buscar otras tierras
donde el frío ni la guerra
lo puedan amenazar.

Los animales migrantes
son de todos los tamaños,
a veces les hacen daño
en su viaje trashumante.
A las ballenas gigantes
en su largo recorrido
para conseguir marido
y tener a sus bebés,
los hombres llenos de estrés
las atacan sin sentido.

Pero las aves volando
tienen algo más de suerte:
no le temen a la muerte
porque llevan en su pata
un anillo de hojalata
que las protege en su viaje,
de los peligros salvajes
que hay en su recorrido,
por eso ponen su nido
camuflado en el paisaje.

Así es que Tony se fue
aquel día de su cuna
tras el pescador de la luna
que había visto en la TV.
—Por la ventana escapé
puse brújula hacia el norte
y siempre hacia el horizonte
caminé haciéndome amigos
y durmiendo entre los nidos
de las aves en el monte—.