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Disparador

Primer acercamiento

Los poríferos pertenecen a uno de los grupos más antiguos de animales del planeta.

Veamos cómo son y cómo viven.

Transcripción del audio del video

Muy a menudo se asocian los conceptos organismo-animal y capacidad de locomoción, es decir, se cree que los animales siempre se pueden mover.

Esto es cierto en el caso de los organismos terrestres, pero al dar un vistazo a los acuáticos se ve que hay animales casi inmóviles que viven pegados al sustrato o sobre otros organismos.

Curiosamente algunos no parecen animales, uno de estos casos es el de las esponjas.

Hay esponjas en casi todos los ecosistemas acuáticos, ya sea en los ríos, en los lagos o en el medio marino.

Nosotros nos centraremos en las esponjas marinas.

Es posible encontrar esponjas en las rocas bien iluminadas, aquí incluso hay especies que tienen relaciones de simbiosis con algas unicelulares, pero mayoritariamente las esponjas viven en zonas de penumbra o en zonas oscuras.

Es muy fácil verlas en las paredes sombrías de las rocas, en las grietas y dentro de las cavidades submarinas.

Si bien es cierto que cada especie tiene una forma y unos colores determinados, cada individuo es diferente de los demás, ya que crecen desarrollando formas muy diversas y a menudo sin ningún tipo de simetría.

Por ejemplo, aquí vemos diferentes ejemplares de axinela polipoides.

Tienen un color similar entre naranja y amarillo, pero las formas de cada individuo son muy variadas.

Las observaciones que hacen los científicos en la parte más profunda de la plataforma continental y en las paredes de los cañones submarinos muestran que las esponjas también son bastante abundantes a más de metros de profundidad.

En estos ambientes las encontramos en lugares donde no pueden quedar enterradas por los sedimentos que caen continuamente desde las capas más superficiales.

Por eso es habitual que vivan en paredes verticales.

Pero ¿cómo son las esponjas?

Las esponjas son los organismos animales pluricelulares más antiguos y que tienen una estructura más sencilla.

Si se hacen algunos cortes en un trozo de cualquier esponja, de las que llegan hasta la playa debido a los temporales, se puede ver que dentro de su cuerpo hay una matriz más o menos rígida.

El cuerpo de las esponjas está formado por capas de células diferentes y unas espículas o fibras a modo de esqueleto interno que le dan un cierto grado de rigidez.

La composición de estas fibras varía según las especies.

Esta matriz, que está formada por diferentes tipos de células y espículas, está llena de cavidades y de canales que se comunican unos con otros.

Entre todos forman una red muy compleja.

Es el llamado sistema acuífero.

La superficie de las esponjas tiene unos microporos llamados osteolos.

Son tan pequeños que no pueden verse a simple vista.

Los osteolos son el punto de inicio de este sistema acuífero.

Los conductos van ampliando su diámetro y finalmente acaban desembocando en el exterior por los ósculos, que son unos agujeros muy visibles en la mayoría de las especies.

Si miramos este grupo de sargos imperiales, se puede ver que van de un lugar a otro buscando alguna presa.

Pero las esponjas no pueden hacerlo porque están unidas al sustrato.

Entonces, ¿cómo se alimentan las esponjas?

Unas células especializadas, los cohanocitos, hacen circular continuamente el agua por el sistema acuífero gracias a un flagelo que hacen vibrar.

Al igual que otros invertebrados, hacen pasar agua de mar por el interior de su cuerpo y retienen pequeños organismos plantónicos y partículas de materia orgánica que entran con ella.

De esta manera, les llega también el oxígeno que necesitan para vivir.

Por otro lado, aprovechan la circulación del agua para sacar hacia el exterior diferentes productos metabólicos, restos orgánicos y el anidrido carbónico.

Utilizando la fluoresceína, un colorante inocuo de uso habitual en oftalmología, se puede ver cómo el agua sale de las esponjas después de haber circulado por el interior de su cuerpo.

Ya que son animales casi inmóviles y no pueden alejarse de los peligros, parece que deberían ser una presa fácil para los depredadores.

Pero no es así.

Las esponjas tienen mecanismos de defensa muy sutiles, pero de gran eficacia.

Un ejemplo es la capacidad de segregar sustancias químicas tóxicas con las que rechazan a los agresores.

Son mecanismos de defensa química que evitan los ataques de otros organismos.

Pero a pesar de ello, las esponjas tienen algunos depredadores.

La vaquita es un buen ejemplo.

A menudo se ve a estos nudibranquios situados encima de algunas especies de esponjas, rolléndolas lentamente.

En estas imágenes se pueden ver juntos esponjas y otros organismos.

Todos tienen líneas de contacto entre ellos.

Aunque no lo parezca, aquí se está produciendo una lucha lenta pero implacable por disponer de superficie en el sustrato.

Cada uno de estos individuos quiere tener el máximo de espacio posible para desarrollarse.

Los productos metabólicos y químicos tóxicos que segregan muchos de estos organismos sirven tanto para impedir el asentamiento sobre el sustrato de nuevas larvas de invertebrados como para destruir a los organismos que tienen a su lado y con quienes entran en competencia.

Pero no todos son rivalidades.

Es el caso de este gusano que captura las partículas y sedimentos que se pegan al cuerpo de la esponja.

Tienen una relación de comensalismo.

El gusano limpia la esponja y la esponja lo protege.

También hay organismos que se aprovechan de las esponjas para disimular su presencia.

Si nos fijamos bien, se puede ver que esta esponja está recubriendo el caparazón de un molusco bivalvo al que camufla completamente.

Seguramente los dos sacarán algún beneficio de esta relación.

Cuando el molusco detecta algo extraño a su alrededor, cierra las valvas bruscamente.

¿Y cómo se reproducen las esponjas?

En las imágenes se puede ver cómo un fragmento de esta esponja se está desprendiendo.

Por un punto se está alargando y hace una especie de péndulo que en pocos días acabará rompiéndose.

El fragmento separado caerá sobre el sustrato.

Con mucha suerte podrá volver a producir otro individuo.

Este es uno de los diferentes tipos de reproducción asexual que tienen las esponjas.

Otras especies hacen yemas que quedan adheridas a una roca o una alga y que forman con el tiempo nuevos individuos.

Pero las esponjas también tienen reproducción sexual.

Son organismos mayoritariamente hermafroditas, es decir, un mismo individuo produce células reproductoras masculinas y femeninas.

El color naranja que tiene el agua de este túnel se debe a la gran cantidad de espermatozoides que han liberado los ejemplares de una especie de esponja que vive en el techo y las paredes.

El fenómeno dura solo unos minutos pero es tan intenso que reduce totalmente la visibilidad.

Debido a la filtración continuada de agua que hacen las esponjas, algunas de estas células sexuales entrarán dentro de otras esponjas de la misma especie y posteriormente fecundarán los óvulos.

El hecho de que las esponjas sean organismos muy antiguos, tanto que ya estaban presentes en el periodo cámbrico, las hace extraordinariamente interesantes de estudiar.


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