Compositores del clasicismo
El clasicismo musical coincide con la época del despotismo ilustrado en Europa, régimen político en el que los reyes y los representantes de la nobleza le otorgan mucha importancia a la cultura y a las artes, tienen a su cargo conjuntos instrumentales o pequeñas orquestas en sus residencias y son mecenas y protectores de los compositores.
En las diferentes regiones, varios compositores y músicos desarrollaron su profesión amparados y avalados por autoridades religiosas o la nobleza.
Sin embargo, tres de ellos se destacan por su aporte a la creación musical que ha trascendido más allá de su época.
Te los presentamos invitándote a que indagues sobre su vida, su obra, sus éxitos, sus dificultades y la época en la que vivieron.
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Músico y compositor austríaco que vivió la mayor parte de su vida al servicio de los Príncipes de Esterházy de Hungría, residentes en Viena. Realizó algunos viajes a Londres, donde fue reconocido por su obra. Desarrolló y consolidó las bases de las formas musicales clásicas: sinfonía y cuarteto. Su prolífica obra está integrada por 106 sinfonías, más de 80 cuartetos de cuerda, tríos, 50 sonatas para piano, conciertos para instrumentos solistas y orquesta, los oratorios "La Creación" y "Las estaciones", misas, canciones, entre otras.
Pianista, violinista y compositor austríaco del siglo XVIII, representante del clasicismo musical europeo. Niño prodigio, desde los 5 años desarrolló su precoz talento como intérprete y como creador. El violinista y compositor Leopold Mozart, su padre, se dedicó a su formación y promocionó las habilidades musicales de su hijo Wolfgang y de su hija Nannerl ofreciendo conciertos junto a ellos en las diferentes cortes europeas: Inglaterra, Francia, Alemania, Países Bajos y Austria. Admirador, contemporáneo y amigo de Haydn, fue un estudioso de las obras de sus antecesores (Bach, Haendel, entre otros). Cultivó todos los géneros y su obra abarca más de seiscientas composiciones, entre las que se encuentran sinfonías, sonatas, conciertos para solista y orquesta, óperas (“La flauta mágica”, “Las bodas de Fígaro”, “Don Juan”, etc.) y el Réquiem.
En 1792 viajó a Viena para estudiar con los compositores Haydn y Salieri, y en 1795 se da a conocer en la capital austríaca como virtuoso pianista y compositor. Hacia 1796 comenzó a padecer problemas auditivos que culminaron en una sordera total a partir de 1815. La mayoría de sus célebres composiciones las creó padeciendo esta enfermedad. Hasta 1800, sus obras son de estilo clásico, según el modelo de Haydn y Mozart. Se destacan las composiciones: Concierto nº 1 y Concierto nº 2 para piano y orquesta, y el Septiminio. Desde 1801 hasta 1814, construyó su propio estilo, más independiente, expresivo y con gran dominio de la forma musical. A esta época pertenecen las ocho primeras sinfonías, los tres últimos conciertos para piano y orquesta, el Concierto para violín y su única ópera, "Fidelio". A partir de 1815 y hasta su muerte, se consolidó el Romanticismo musical en su obra, desarrolló un estilo personal e innovador con un uso no convencional de la forma y un lenguaje armónico novedoso. Las obras que lo caracterizan son los últimos cuartetos de cuerda, las sonatas para piano y la Sinfonía n.º 9, en la que introduce coros como innovación.