Cuando alguien nos abraza solemos sentimos bien, cobijados, seguros, se siente agradable; pero puede ocurrir también que no nos guste.
Puede pasar quizás que nos gusta el abrazo de algunas personas y de otras no nos gusta. Es normal. Esto se relaciona con el placer que siente nuestro cuerpo.
Cuando somos pequeños ocurre de una manera y cuando vamos creciendo, el placer se experimenta de otras formas.
Sentir placer no está mal y ocurre porque nuestro cuerpo es parte de nuestra sexualidad también, el cuerpo siente.
Nuestro cuerpo nos acompañará toda la vida, es nuestro primer amigo, le debemos respeto y cuidado, es el envase con el que nos presentamos, debemos conocerlo y darnos cuenta de qué le ocurre cuando transpira, cuando nuestro corazón se acelera, cuando nos ruborizamos, cuando no queremos estar donde estamos.
Cada persona tiene su cuerpo, nadie más manda sobre él, nadie. Tenemos el derecho a decir no ante cada situación donde creemos que nuestro cuerpo es invadido.