Ser mujer o ser hombre es un hecho sociocultural e histórico.
Las características biológicas determinan el sexo, pero el género es otra cosa; se trata de un complejo de determinaciones y características culturales, que crean lo que en cada época, sociedad y cultura determinan al ser mujer o ser hombre. Los géneros son históricos, y en ese sentido son producto de la relación entre biología, sociedad y cultura, y por ser históricos devienen y presentan una enorme diversidad y el respeto por ella.
También el género (como repetimos es una concepción cultural), determina los atributos sociales y psicológicos de los sujetos, las formas de comportamiento, las actitudes, las relaciones, las actividades, así como el lugar que ocupan en relación con el poder.
Cada cultura, y en ella cada grupo dominante crea y acuerda sus estereotipos de hombre y de mujer como únicas formas de ser hombres y mujeres; como si siempre hubiera sido así, y como si siempre fuera a ser así.
En nuestra cultura, las formas de ser hombres y mujeres son calificadas como características sexuales, y esta consideración forma parte de la ideología que analiza lo humano, como parte de una naturaleza humana.
Repasando: el género es el conjunto de características, atributos, marcas, permisos, prohibiciones, que se atribuyen a las personas en función de su sexo, son conductas esperables de una persona que nació varón o de una persona que nació mujer.
El género se enseña, se construye y en cada cultura se marcan pautas particulares de ser para los hombres y para las mujeres.