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En el siglo XX nació la Historia social como una modalidad específica de análisis de los procesos históricos que busca estudiar a los hombres y las mujeres en su contexto y sus relaciones sociales.
Puede ser entendida como una respuesta a la Historia que abordaba, fundamentalmente, aspectos políticos y militares, y se dedicaba a investigar exclusivamente a las personas de género masculino destacadas y parte de las elites dominantes.
La Historia social pone el énfasis en los hombres y las mujeres “comunes”, sus costumbres cotidianas, sus problemas colectivos y la forma en que se vinculan entre sí (atendiendo las relaciones de trabajo y producción, los lazos y tensiones entre los miembros de un mismo grupo social, así como los vínculos familiares, vecinales, etc.), sus prácticas y percepciones sobre la política, la religión y otros aspectos que afecten la vida material o espiritual de las personas.
En el marco de la Historia social surge un campo de investigación y narrativa: "la historia desde abajo" o de "la gente corriente" como decía el historiador Eric Hobsbawm.
Esta perspectiva histórica busca el análisis referente a la vida de las clases no privilegiadas, en tanto permite conectarse con procesos históricos más amplios.
Entre las personas que componen estas clases no privilegiadas se encuentran:
- los campesinos,
- las mujeres,
- los niños,
- los obreros,
- y todos quienes han sido invisibilizados por la Historia oficial.
En la actualidad, desde esta perspectiva el objeto de estudio se amplió de acuerdo a la multiplicidad de grupos sociales que han sido ausentados de los relatos oficiales, dando así espacio a otras interpretaciones de los hechos y procesos históricos.