Riesgos y consecuencias

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Un cambio de enfoque resulta clave para analizar con mayor responsabilidad la problemática de la difusión de imágenes íntimas sin permiso. 

El sexting, como vimos, es una práctica esperable y legítima entre quienes quieran explorar, y a través de medios digitales, sus sexualidades.

Es clave ubicar el conflicto donde inicia, que es en el momento en que alguna de las personas partícipes o externas al sexting difunden o reenvíen esas imágenes, violando la privacidad y derecho a elección de él o la protagonista de las fotos o videos.

Entonces, ante un caso de difusión de fotos o videos sexuales que fueron enviados con consentimiento en forma privada, pero que luego se difunden sin permiso, debemos analizar: 

¿El problema fue el envío inicial o el reenvío posterior? 

Esta pregunta es fundamental para correr el foco de responsabilidad de la víctima.

Fuente: Guía de concientización sobre la difusión de imágenes íntimas sin permiso. p. 7.

 

Explora la siguiente infografía pulsando sobre las áreas o iconos activos de la imagen.

Si tu contenido cae en manos equivocadas, podrías ser víctima de chantaje o extorsión (sextorsión). Esto puede suceder si alguien amenaza con compartir tus imágenes a menos que hagas lo que te piden.

Las relaciones pueden cambiar con el tiempo. Alguien en quien confías hoy podría no ser de confianza mañana. Si esa persona tiene tu contenido íntimo, podrías estar en una situación vulnerable.

Una vez que envías una foto o un video íntimo, deja de estar bajo tu control. El contenido puede dar información personal que no te das cuenta de que estás compartiendo, como tu ubicación o datos sobre tu vida privada.

Algunas acciones relacionadas con el sexting pueden ser ilegales. Por ejemplo, compartir imágenes de menores de edad (aunque seas menor) puede llevar a problemas legales serios. Es importante conocer las leyes para evitar situaciones complicadas.

Las redes sociales hacen que sea fácil y rápido compartir contenido. Esto aumenta las posibilidades de que tus imágenes lleguen a personas cercanas, lo que podría derivar en acoso o ciberbullying.

Una vez que algo se comparte en internet, es casi imposible detener su propagación. Aunque pienses que tu contenido es privado, siempre existe el riesgo de que se difunda más allá de lo que imaginas.

Si bien es determinante comprender que la responsabilidad en estos casos recae únicamente en las personas que reenvían o difunden imágenes de otros u otras sin su permiso, se vuelve necesario elaborar estrategias de cuidado y prevención para quienes desean practicar sexting, reduciendo riesgos.

Fuente: Guía de concientización sobre la difusión de imágenes íntimas sin permiso. p. 17.

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