Abordemos el tema de la felicidad a través de la pregunta:
¿Puedo ser feliz con el trabajo?
Una mirada ética sobre un deseo colectivo
¿Se puede ser feliz en el trabajo?
A primera vista, la pregunta parece ingenua, incluso utópica. Pero si lo pensamos con más profundidad, nos enfrenta a algo mucho más complejo y necesario: la relación entre felicidad, ética y entorno laboral.
Desde Humanas Salud Organizacional plantean que la felicidad es un asunto ético. Esta afirmación puede sorprender, pero cobra sentido si entendemos que la felicidad no es solo una emoción momentánea ni un premio individual, sino una meta personal que se construye en relación con los demás.
Así como no podemos ser felices en soledad, tampoco podemos aspirar a serlo en un espacio donde reina el maltrato, la injusticia o el egoísmo.
- + La felicidad como construcción compartida
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El trabajo es un ámbito que puede parecer, a veces, estereotipadamente hostil. Sin embargo, no es imposible ser feliz en él. Requiere actitud, sí, pero también relaciones humanas de calidad, sentido en lo que hacemos y, sobre todo, un compromiso ético con el bienestar común.
La ética juega aquí un rol central. Como explica Vidal Garrido, no se trata solo de comportarnos “bien”, sino de reconocer que existen distintas formas de ética. Una ética heterónoma, que seguimos sin cuestionar porque nos la han enseñado; una ética autónoma, que razonamos y asumimos con madurez; o incluso una ética eudemonista, como la de Aristóteles, que nos invita a vivir de manera virtuosa, pensando en el bien propio y ajeno.
Una hermosa metáfora lo ilustra: en el “infierno”, las personas, hambrientas, no pueden comer porque las cucharas son más largas que sus brazos. En el “cielo”, las cucharas son iguales, pero las personas se alimentan unas a otras. La diferencia no está en los recursos, sino en la actitud ética ante el otro.
- + Felicidad en el trabajo: más que placer, sentido
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Desde la Universidad de Antioquia, el psicólogo Alejandro Sanín propone que la felicidad en el trabajo no depende exclusivamente de condiciones externas, sino de una construcción individual y colectiva. Más allá del placer puntual, se trata de encontrar gratificación, sentido y propósito. Es una forma de vivir en la que las emociones positivas se combinan con metas claras, vínculos humanos y respeto mutuo.
Este enfoque desafía la lógica economicista predominante, que muchas veces reduce a las personas a meros instrumentos de producción. El profesor Sergio Oquendo lo expresa con claridad: necesitamos una ética que reconozca a los sujetos, que respete al planeta y que escuche las voces en los procesos productivos.
De ahí que la organización colectiva —como el sindicato— aparezca como un espacio donde se tramita el malestar, se defiende la dignidad y se trabaja por condiciones más humanas y felices.
- + Gestionar la felicidad: un compromiso de todos
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Según la OMS, el bienestar no es simplemente la ausencia de enfermedad. Lo mismo ocurre con la felicidad laboral: no basta con que no haya conflictos. Se trata de construir activamente entornos sanos, donde se reconozca a las personas, se escuche su voz y se alinee el trabajo con sus valores.
Entonces, ¿es posible ser feliz en el trabajo? Sí, pero no es una tarea individual ni mágica. Es una responsabilidad compartida. Una construcción ética y social que implica tanto a las personas como a las organizaciones.
Quizá no se trate de buscar una felicidad perfecta, sino una posible. Una que se construya en comunidad, con sentido, con respeto. Una que, como en la historia de las cucharas largas, nace del simple gesto de pensar en el otro antes que en uno mismo.
- + Fuente
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Humanas. (2024, March 20). La Felicidad, ¿es una cuestión de ética? HUMANAS. https://www.humanas.es/la-felicidad/