La radiactividad es un fenómeno espontáneo de transformación de un nucleido en otro con emisión de energía (Rey, 2016).
Fue descubierta por Henri Becquerel en 1896 al constatar que ciertas sales de uranio fluorescentes eran capaces de emitir en ausencia de todo estímulo externo una radiación desconocida que provocaba el ennegrecimiento de una placa fotográfica.
Este fenómeno fue estudiado en mayor profundidad por distintos científicos, entre los que se destacaron los esposos Curie.
Ellos lograron aislar nuevos elementos radiactivos como el Polonio y el Radio y al estudiar la naturaleza de las radiaciones emitidas por ellos llegaron a la conclusión que la radiactividad implicaba la transformación de un elemento químico en otro acompañado por la emisión de energía.
Otra propiedad fundamental de estas radiaciones es su comportamiento en presencia de un campo magnético.
En 1899, Rutherford expuso a la acción de un campo magnético las radiaciones emitidas por un elemento radiactivo.
Comprobó que estaban constituidas por dos tipos de partículas: unas poco penetrantes y de naturaleza positiva, que llamó rayos alfa, y otras más penetrantes y de carácter negativo, que llamó rayos beta.
En 1900, Paul Ulrich Villard repitió el experimento usando un campo magnético más potente y descubrió que un porcentaje de la radiación no era desviado por el campo.
Se trataba de unos rayos similares a los rayos X a los que Rutherford, en 1903, llamó rayos gamma; el propio Rutherford demostró que consistían en ondas electromagnéticas.
Años más tarde, Rutherford logró demostrar la existencia dentro del átomo de un núcleo que concentra toda la carga positiva y la mayor parte de la masa.
En 1932, Carl Anderson descubrió que existía un cuarto tipo de radiación, la radiación ß+, formada por partículas de igual masa que el electrón y carga de igual magnitud pero de signo positivo, el positrón. Este tipo de radiación no es emitida por ningún radionucleido presente en la naturaleza.
El siguiente video explica los tipos de radiaciones: