La idea de explotar el río para la producción energética data de fines del siglo XIX, cuando Gregorio Soler presentó una solicitud de aprovechamiento del lugar; pero recién en  1946 se realizó la firma de acuerdo que permitiría el aprovechamiento de las posibilidades que el lugar brindaba.

A mitad de la década de los 50 del siglo XX, se creó el Comité Pro Aprovechamiento Hidráulico del río Uruguay, pasando luego a llamarse, Comité pro Represa de Salto Grande. 

Pasados los años y después de la firma del tratado de límites entre Argentina y Uruguay, en el año 1961, se abrían las puertas a las posibilidades de concretar un viejo anhelo. 

Ya en la década de los 70 del siglo pasado, comenzaron las obras de construcción de la represa y para junio de 1979 entraba en funcionamiento la primera de catorce turbinas que tiene en total el complejo hidroeléctrico. 

La obra se considera inaugurada en 1983, cuando entró en funcionamiento la última turbina.