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La Segunda Guerra Mundial es uno de los eventos más grandes y sangrientos de la historia, dejando pueblos, ciudades e incluso países destruidos que tardarían mucho en levantarse. Sin embargo, también es parte de la historia que conocemos para poder entender lo que pasó en ella.
Para poder entender lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial, debemos saber qué ocurrió antes. La Revolución Industrial había llegado, y la creación de nuevas máquinas era algo que sobresalía entre las personas. A su vez, le daba más poder y riqueza a quienes ya lo tenían, aumentando su ambición por querer más. Esto provocó que las personas en Europa comenzaran a verse como enemigas. El odio era cada vez más grande y cualquier cosa que pasara en Europa rompería el delgado hilo de la paz, y así fue.
En 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial. Esta guerra es importante para comprender la Segunda Guerra Mundial, ya que Europa se dividió en dos bandos: uno dirigido por Francia e Inglaterra, y otro dirigido por Alemania. Al final, Alemania perdió la guerra, se rindió y aceptó pagar todos los gastos de guerra a los vencedores, lo que destruyó económicamente a Alemania. La crisis que sufrió Alemania fue tan grave que afectó a mucha gente. Entre todas esas personas, estaba un joven alemán llamado Adolf Hitler, quien estuvo en las filas de la Primera Guerra Mundial. Hitler, enojado por la crisis, decidió unirse a la política.
Se unió al Partido Nacional Socialista, o mejor conocido por su abreviación, el Partido Nazi. El partido tomó rápidamente el poder sobre Alemania. El dinero que se iba a destinar para pagar las reparaciones de la Primera Guerra Mundial se desvió para mejorar la economía del país y el presupuesto militar. Alemania, ya dirigida por el Partido Nazi, se hizo de muchos enemigos. Entre esos enemigos estaban la población judía, la Unión Soviética, los comunistas y cualquier otro país que se le pusiera enfrente. La economía del país mejoró y su desarrollo militar llegó tan lejos que ya podía invadir otros países, siendo Polonia uno de los primeros.
El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. Esta no puso mucha resistencia, pues mientras Alemania invadía por el oeste, la Unión Soviética invadía por el este. Esto marcó el inicio de la Segunda Guerra Mundial, pues Francia e Inglaterra no podían permitir que Alemania invadiera otros países. Así que, inmediatamente después de lo ocurrido en Polonia, le declararon la guerra a Alemania. Ellos no iban a estar solos, por lo que hicieron alianzas con otros países, formándose los Aliados. Por otro lado, Alemania buscó sus propios aliados, siendo Italia y Japón los más poderosos, y se hicieron llamar las Potencias del Eje.
Después de encargarse de Polonia, Alemania invadió muchos países del norte de Europa, los cuales no pudieron hacerle mucho frente a las fuerzas alemanas. Francia, que esperaba un ataque de Alemania desde antes de la guerra, puso varias fortificaciones en su frontera con Alemania para evitar que éstos pasaran. Los alemanes, con tal de evitar esas fortificaciones, rodearon la frontera pasando por Bélgica y Holanda. Estos dos países intentaron detener su avance, pero su intento fue en vano. Los franceses, al ver el poder de las fuerzas alemanas, decidieron rendirse, dejándolos llegar hasta su capital, París.
Una vez ocupada la ciudad de París y con un gran poder sobre la gente, Alemania decidió enfocarse en su siguiente enemigo: la población judía. Fue en este período cuando se utilizaron en mayor medida los campos de concentración o campos de exterminio. Hasta este punto, la guerra estaba a favor de los alemanes y se sentían listos para dar el siguiente paso: atacar a la Unión Soviética. La invasión, llamada Operación Barbarroja, comenzó en el verano de 1941. Ese mismo año, Japón atacó la base militar de Pearl Harbor en Hawái, haciendo que Estados Unidos se uniera a la guerra formando parte de los Aliados.
La entrada de estas superpotencias cambió completamente el curso de la guerra. Para 1942, los Aliados comenzaron a tomar ventaja sobre las Potencias del Eje. Para 1943, las fuerzas soviéticas avanzaban de manera imparable hacia Alemania, mientras que, del otro lado, Inglaterra, Estados Unidos y otros países tomaban Italia y recuperaban Francia.
En abril de 1945, la capital alemana, Berlín, fue tomada por los soviéticos. Hitler, al ver su derrota como algo inevitable, prefirió suicidarse junto con su esposa antes de ser capturados. La derrota de Alemania implicó el fin de la guerra en Europa. Del otro lado, Japón no podría mantener el frente contra los Estados Unidos, pero se negaban a rendirse. Así que la potencia decidió utilizar su arma secreta. Unos meses después de la derrota de Alemania, en agosto de 1945, Estados Unidos arrojó por primera vez un arma nuclear sobre Hiroshima, y unos días después sobre Nagasaki, dejando casi 250,000 muertos, incluyendo bajas civiles.
Finalmente, Japón, ante el poder de Estados Unidos, no tuvo otra opción más que rendirse, terminando así la guerra, pues era el último país de las Potencias del Eje que seguía luchando. La guerra había terminado. Fue motivo para celebrar en algunos países y motivo para llorar en otros. La paz parecía dejar de ser un sueño lejano y convertirse en realidad, pero no fue así.