Retroalimentación
Los efectos del ruido en nuestra salud mental
Hay una relación directa entre la calidad del sueño y la salud física y mental de los seres vivos. Cuando la contaminación sonora interrumpe o impide el sueño, afecta negativamente el metabolismo de los carbohidratos y la función endócrina.
Los cambios más notorios son:
- disminución del tiempo de atención,
- deterioro de la memoria,
- capacidad de planificación,
- aumento de la irritabilidad,
- ansiedad,
- depresión,
- confusión y
- disminución de las capacidades cognitivas,
- entre otras.
Walter Cannon, fisiólogo y psicólogo, ha estudiado las manifestaciones físicas de las emociones.
Fue quien introdujo la expresión de “respuesta de lucha o huida” para explicar las conductas de supervivencia de un individuo frente a una situación de estrés.
Durante un episodio de estrés, las glándulas suprarrenales segregan noradrenalina, adrenalina y cortisol. Estas hormonas producen en el cuerpo un incremento de la frecuencia cardíaca, la disminución de la función inmunológica, aumento de glucosa y flujo sanguíneo hacia los músculos y el cerebro. Esto nos prepara, en milésimas de segundos, para afrontar una situación de riesgo de vida, ya sea luchando o huyendo despavoridos. Una vez que el agente estresor desaparece o, en otras palabras, el susto ha pasado, el cuerpo deja de producir estas hormonas y lentamente se van normalizando todas las funciones.
Pero, ¿qué ocurre cuando el estrés no desaparece?
¿Cómo responde el cuerpo cuando el estrés es provocado por otros factores, como un ambiente laboral incómodo, la falta de sueño, una situación doméstica complicada, vivir en un entorno violento, tener dificultades de salud o una falta de sustento económico suficiente?
Aunque en menor grado, todas las situaciones que provocan estrés desencadenan el mismo flujo hormonal que el que nuestro sistema nervioso ha desarrollado para enfrentar situaciones críticas.
Es así que, cuando el factor estresante es continuo, el cuerpo sufre las consecuencias de esa sobreexigencia física que llamamos estrés crónico.
El cuerpo lo manifiesta a través de las enfermedades psicosomáticas: hipertensión, cáncer, diabetes, hipertiroidismo, etc.
Todas estas enfermedades tienen causas múltiples, pero son seriamente agravadas por factores como el estrés.
La contaminación sonora genera una exposición anormal a estímulos auditivos que mantienen al cerebro trabajando tiempo extra y limitan su poder de concentración.
Dormir en un ambiente ruidoso obliga al cerebro a trabajar en momentos que necesita descansar, alterando la calidad del sueño y sus ciclos. Y el estrés crónico, al que contribuye el ambiente contaminado sonoramente, genera daños permanentes en el hipocampo, ocasionando, entre otras cosas, pérdida de memoria.