Es una herramienta de evaluación que describe criterios específicos y niveles de desempeño para una tarea o actividad. Se organiza en filas y columnas, donde cada fila representa un criterio de logro y cada columna representa un nivel de desempeño (por ejemplo, excelente, bueno, aceptable, insuficiente).

Las rúbricas pueden ser:

Analíticas: Desglosan cada criterio de evaluación por separado, proporcionando una puntuación para cada uno. Esto permite identificar fortalezas y debilidades específicas en el trabajo del estudiante.

Holísticas: Ofrecen una evaluación general del desempeño en lugar de desglosar cada criterio, lo que puede ser útil para tareas donde la calidad general es más importante que los detalles específicos.

Clarificación de expectativas: Ayuda a los estudiantes a entender lo que se espera de ellos, reduciendo la ambigüedad en la evaluación.

Facilitación de la autoevaluación: Permite a los estudiantes reflexionar sobre su propio trabajo, fomentando la autoevaluación y la auto-mejora.

Consistencia en la evaluación: Promueve una evaluación más objetiva y justa, ya que los criterios son claros y se aplican de manera uniforme.

Retroalimentación constructiva: Proporciona información detallada que los estudiantes pueden utilizar para mejorar en futuras tareas.

Una lista de cotejo es una herramienta de evaluación que consiste en un conjunto de ítems o indicadores que describen de manera específica los aspectos que se espera que el estudiante cumpla o demuestre en una tarea o actividad. A diferencia de una rúbrica, donde se evalúa la calidad de diferentes niveles de desempeño, la lista de cotejo se limita a verificar si se cumplió o no un criterio determinado.

Según Rebeca Anijovich y Melina Furman, las listas de cotejo ayudan a focalizar la atención en aspectos esenciales del aprendizaje, promoviendo tanto la autoevaluación como la evaluación por parte del docente, de manera objetiva y clara. Es una herramienta útil para actividades que requieran una comprobación sencilla de cumplimiento de tareas o habilidades específicas.

Evaluación efectiva: Ayuda a los docentes a evaluar el trabajo de los estudiantes de forma sistemática y objetiva.

Retroalimentación: Proporciona información específica sobre los aspectos que se han cumplido y aquellos que necesitan mejora.

Seguimiento del progreso: Permite a los estudiantes y docentes monitorear el avance en el aprendizaje y el cumplimiento de los objetivos.