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Emociones políticas

El concepto de emociones políticas fue acuñado por la filósofa Martha Nussbaum (2014) y en Uruguay, lo introduce Helena Modzelewski (2017) con el nombre de emociones democráticas, para designar a aquellas emociones que se experimentan en relación a los conciudadanos y/o hacia instituciones producto de estereotipos o prejuicios que alimentamos en torno a ellos/as.

Las emociones políticas son otro "proyecto" de emociones muy diferente de las emociones que nos propone la psicología:

Las emociones desde una perspectiva psicologizada están más orientadas al crecimiento individual como el autoconcepto, la autoestima, el autocontrol, la comunicación asertiva, la empatía, la toma de decisiones, actitudes positivas hacia la salud, la autoafirmación, la comunicación y oposición asertiva. 

Las emociones democráticas están orientadas al cultivo de la humanidad.

Un ejemplo de emociones políticas es la compasión hacia las personas migrantes, el asco hacia personas trans o la vergüenza por las personas en situación de discapacidad, así como también, experimentar amor/odio hacia un país o hacia una institución como un club de fútbol o institución religiosa. 

Balanza

Con el objetivo de construir una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria, la filosofía sostiene que es necesario promover emociones como la compasión hacia iguales que sufren situaciones injustas por condiciones de género, orientación sexual, etnia, religión, raza, edad, clase social, nacionalidad, entre más. y, combatir emociones adversas como la envidia, el miedo y la vergüenza en relación a las minorías estigmatizadas. 

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