Los relatos son la herramienta por excelencia para trabajar educación emocional (Modzelewski, 2017, 2020) en una Comunidad de Indagación.
Los relatos se pueden tomar de la vida cotidiana (de las redes sociales) o de la literatura. La literatura provee modelos alternativos de persona, de vida y de familia con los cuales identificarse y generar principios de acción.
Nussbaum (1997:32-38) afirma que la novela realista se interesa por lo cotidiano, por lo que es común y próximo, pero a menudo es objeto de profunda ignorancia y rechazo emocional. La novela presenta formas persistentes de necesidad y deseos humanos encarnadas en situaciones sociales específicas.
La novela apela a un lector implícito que comparte con los personajes ciertas esperanzas, temores y preocupaciones generales y, por ese motivo, puede generar lazos de identificación y simpatía con ellos.
Modzelewski (2017) le da un lugar primordial a las narraciones así como también el desarrollo del lenguaje emocional ya que puede movilizar el pensamiento y la acción en lo emocional.
Poner nombre a las emociones permite percibir, expresar y entenderlas.
Agrega que la educación emocional debe realizarse en conjunto con otros (no puede ser monológica) debe adoptar una modalidad dialógica. Los relatos, el lenguaje emocional y lo dialógico son elementos que convergen en la Metodología de la Comunidad de Indagación.