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Durante el siglo XVII ya tuvieron lugar grandes avances y los primeros estudios que podemos considerar paleobiológicos.
Por ejemplo, el naturalista Nicolaus Steno propuso una serie de leyes que son el germen de lo que llegaría a ser la estratigrafía, sus leyes de la superposición y horizontalidad de los estratos, que conocemos nosotros como “Leyes de Steno” .
Considerar unas capas de rocas sedimentarias de una u otra antigüedad, estableciendo que las capas inferiores son más antiguas que las superiores parece algo de cajón, pero siempre hubo alguien que se aventuró a decirlo primero, y ese fue Steno.
Y os podéis imaginar lo importante que es para el nacimiento de la Paleontología como ciencia la ordenación de las rocas y los fósiles que las contienen de más antiguas a más modernas .
Pero no se quedó ahí, además se interesó por el origen biológico de los fósiles, comparando los dientes de tiburones actuales con los fósiles que eran llamados “glossopetrae” por aquel entonces , y que popularmente se consideraban lenguas de dragón petrificadas, y concluyendo que debían ser dientes de tiburón.
Hoy día sabemos que son efectivamente dientes fósiles de tiburón, incluyendo dientes del famoso Carcharocles megalodon, el tiburón gigante.
También estudió el crecimiento de las conchas de moluscos fósiles como si de una concha actual se tratase.
Por su parte, el naturalista Robert Hooke realizó los primeros estudios sobre observaciones microscópicas, realizando importantes descubrimientos, como identificar las primeras células .
Publicó estos estudios en su obra Micrographia en 1665 , en la que además comparó la madera fósil con la madera quemada actual, señalando su enorme parecido y apuntando a su origen vegetal.
No obstante, a pesar de los avances de mentes tan despiertas como las de Steno o Hooke, en aquel momento todavía perduraban ideas diluvistas para la explicación del origen de los fósiles , que rozaban más la leyenda que la hipótesis científica por considerar el libro del Génesis de la Biblia como una fuente rigurosa para el entendimiento de la naturaleza.
Pero llegó la segunda mitad del siglo XVIII y con ella el movimiento de la Ilustración.
En este momento, Georges Leclerc , conde de Buffon, contribuyó enormemente al desarrollo no sólo de la Paleontología sino de todas las Ciencias de la Vida y de la Tierra desmontando las ideas diluvistas del origen de los fósiles en su obra Histoire Naturelle.
Además, fue pionero en proponer una serie de edades en la historia de la vida en la Tierra , un germen algo tosco de lo que sería años después la escala de tiempo geológico .
Y ya hacia finales del siglo, Georges Cuvier , considerado el padre de la paleontología, a través de su estudio de los vertebrados fósiles de la Cuenca de París y su comparación con faunas actuales -en especial, de los proboscídeos-, sentó las bases de la paleontología hablando por primera vez del concepto de extinción .
Hasta aquel momento, no se había considerado que las especies de animales y plantas del registro fósil no se correspondieran con especies no existentes en la actualidad, y siempre se atribuían a seres vivos como los actuales, y previamente, incluso a animales mitológicos.
Además, gracias a sus estudios de anatomía comparada, propuso reconstrucciones esqueléticas de esqueletos fósiles parciales.
Podemos considerar que tras los trabajos de Cuvier, la paleontología había nacido como ciencia, pero muchas personas han contribuido a sus descubrimientos tempranos y a su desarrollo, y por ello deberían ser considerados padres y madres de la paleontología.
Pero si queréis, de ellos hablamos otro día.
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