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El curso de su historia

adorno

Los relatos que predominan en una sociedad son los que marcarán el curso de su historia.
No en vano Wayne Booth llama a su libro Las compañías que elegimos (qué es la traducción del título original The Company We Keep al castellano, bastante literal por cierto), ya que así como las personas que nos acompañan en nuestra cotidianidad marca nuestro comportamiento (de aquí al refrán "Dime con quién andas, y te diré quién eres"), el tipo de relatos a los que nos vemos expuestos por diferentes medios también marcará el tipo de persona que seremos, individualmente o como sociedad.

De ahí que sea cabal al sostener que, si logramos modificar, a partir de relatos, las creencias y las emociones que constituyen nuestra perspectiva del mundo, nuestro mundo seguramente será transformado a través de nuestras acciones.

Es por esto que las narraciones, con la literatura como ejemplo paradigmático, son tan importantes, al igual que el arte en general, que nos sorprende, angustia, regocija o repugna, ofreciéndose así para que le busquemos interpretaciones.

Sin el entrenamiento de la imaginación que exige el enfrentarse a una obra de arte, las creencias y las emociones se petrifican; con su ejercitación, se abren posibilidades alternativas insospechadas.