Comencemos con una anécdota
Cuentan de un extranjero que, paseando por una ciudad española, se quedó mirando a una muchacha. «¡Reguapa!», oyó que alguien gritaba.
Se paró en seco, sacó su diccionario, y consultó. Aquella palabra no aparecía.
Se dirigió a quién había lanzado el piropo y le preguntó:
―Oiga usted, ¿qué significa reguapa?
―¿Reguapa? Pues… pues… pues dos veces guapa. Reguapa es como decir «guapa, guapa».
El hombre tomó nota: «Re» = repetir, dos veces.
A la semana siguiente un amigo le invitó a comer a un restaurante. Este pidió pollo y, como a nuestro extranjero le encantaba, pidió: «A mí, repollo».
Cuando les sirvieron, comprobó desolado que el plato de su amigo contenía un espléndido pollo al ajillo, mientras el suyo una especie de verdura que, para colmo, despedía un olor un tanto desagradable.
Se comió aquello a duras penas.
Terminadas sus respectivas raciones, su amigo llamó al camarero y le dijo: «Repito».
Nuestro protagonista suplicó: «Por favor, para mí solo pito»".

Guadalupe Jover: Formación de palabras en español (Curiosidad por el lenguaje)
Barcelona, Octaedro, 1999, pág. 36).